CLAVES PARA NEUTRALIZAR LA CULPA EN LA MATERNIDAD

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  • Última modificación de la entrada:agosto 13, 2024
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Mujer preocupada y cabizbaja con mano en la frente.

¿Te sientes culpable por:

  • pasar poco tiempo con tus hij@s?
  • no haber podido darles más meses o años de lactancia?
  • no tener ganas de jugar con tu hija?
  • no tener la casa suficientemente recogida?
  • estar ociosa?
  • ser demasiado productiva y estar enfocada en el trabajo?

La culpa nos acecha. En el día a día en general y especialmente en la maternidad en ocasiones nos sentimos tristes y angustiadas. Pero… ¿qué es exactamente la culpa y qué hace que nos visite tan frecuentemente?

El sentimiento de culpa aparece asociada a la percepción de que hemos hecho daño a otra persona, animal o material, de que se le ha causado algún mal (intencionado o no). Es la conciencia de haber dañado a otro la que estimula el sentimiento de culpabilidad.

Destripando la culpa ¿Cómo se construye?

La culpa es un constructo social, es decir, no es algo inherente al ser humano, es un sentimiento aprendido. Se construye debido a la “cultura del castigo”, que hemos recibido desde hace muchos años atrás.

¿Para qué se le castiga a un niño, a una persona? Para que se sienta mal y así aprenda que su conducta no ha estado bien y cambie. Por lo tanto interiorizamos que sólo a través de sentirnos mal, llegaremos a comportarnos bien con los demás. Es decir, creemos que el malestar emocional nos impulsará a ser mejores personas.

Desde pequeñas incorporamos la culpa como recurso para la mejora personal.

Mónica Serrano

Por lo tanto, al haber sido educadas con castigos, (estos han podido ser muy sutiles, como por ejemplo retiradas de mirada, de habla, reproches…) hemos interiorizado que necesitamos sentir culpa para poder ser personas aceptables. Aprendemos a castigarnos y a castigar a los demás imponiendo(nos) culpa. Castigándonos por haber tenido una conducta que creemos “no deberíamos” haberla tenido.

Inconscientemente, este mecanismo nos da sensación de seguridad, de estar controlando nuestro comportamiento para transformarlo en algo socialmente aceptable. Y la idea de que el sentimiento de culpa es una penitencia para conseguir ser perdonada nos engancha en este sentimiento.

¿Cómo nos afecta la culpa?

La culpa nos deja en un lugar de víctimas, estancadas, poniendo nuestra atención y foco en aquello que hemos hecho mal y que tan mal nos hace sentir. Nos castiga, nos bloquea y deprime. Nos genera mucho malestar emocional. Nos ahoga en la angustia y el desprecio a una misma y desde ahí no es posible construir.

Es decir, nos deja en esa situación inmadura que asume el castigo pero no puede enlazar con el siguiente paso, el del compromiso de cambio y mejora.

¿Cómo podríamos neutralizar la culpa en la maternidad?

En esta entrada de blog, te traigo 3 claves para neutralizar la culpa:

  1. Amabilidad con una misma.
  2. Aceptación de la situación.
  3. Responsabilidad y acción.

1ª CLAVE: AMABILIDAD CON UNA MISMA

letras ME en inglés con corazón encima. Amor propio

¿Puedes detectar cómo te hablas ante esa situación que tanta culpa te genera?

Para verlo más claro, vamos a poner como ejemplo el de una madre que se siente culpable por no estar lo suficientemente presente con su hija a lo largo del día.

¿Qué historias se cuenta? Pueden aparecer en su mente frases como: “no se lo merece”, “qué mal lo estoy haciendo”, “soy una mala madre”, “otra vez igual”, “no soy suficiente”, “le voy a dañar”…

Si ponemos un poco de atención, vemos que la culpa se sustenta en juicios de valor absolutos, que se sitúan en extremos (blancos o negros), que no dejan espacio a relativizar el concepto que tengo sobre mí, mi autoimagen.

Debemos cambiar la mirada sobre nosotras y tratarnos con más compasión. Aplicando también hacia nosotras mismas esa nueva perspectiva que promulga la Crianza Consciente hacia nuestr@s hij@s, viéndolos con mayor compasión y aceptación. Poder aceptarnos completamente, tal y como somos, con nuestros aciertos y nuestros errores, cultivando la convicción de que lo hacemos lo mejor que podamos con los recursos que tenemos en el momento.

¿Quieres saber un poco más sobre la Crianza Consciente? en este artículo tienes más info al respecto.

Si somos capaces de mirarnos con amabilidad y comprensión, reconociendo nuestros errores y siendo capaces de perdonarnos, quizás no caigamos en el profundo sentimiento de culpa martirizante del que a veces es muy difícil salir. Esta es mi primera clave por lo tanto, para neutralizar la culpa.

2ª CLAVE: ACEPTACIÓN DE LA SITUACIÓN

Una vez de trabajar la indulgencia hacia una misma, podemos seguir por aceptar la situación que se esté dando.

Te invito primero a que puedas observar la situación con la mayor objetividad posible. Siguiendo con el mismo ejemplo de arriba, la madre se podría plantear las siguientes preguntas para tener una mayor claridad sobre la situación:

  • ¿Qué es exactamente para mí no estar presente con mi hija?
  • ¿Cuándo sí lo estoy?
  • ¿Cuántos minutos más o menos diría que estoy presente con ella al día o a la semana?

Habiendo obtenido una perspectiva más objetiva y flexible de la situación, la invitación sería a realizar un ejercicio de aceptación de lo que sucede.

A través de la respiración nos podemos hacer conscientes de las sensaciones corporales que nos trae el sentimiento de culpa. Podemos localizar esas señales, respirarlas y poco a poco dejarlas ir conscientemente.

Una vez que la sensación o la intensidad del malestar haya disminuido, podemos pasar a la tercera clave para neutralizar la culpa.

3ª CLAVE: RESPONSABILIDAD Y ACCIÓN

Puedo preguntarme:

  • ¿Hay algo que pueda hacer para que la situación que tanta culpa me genera cambie?
  • ¿A qué puedo comprometerme una vez de haber tomado conciencia de lo que ocurre?
  • Ahora que reconozco que en todo momento hago las cosas lo mejor que pueda y que la situación es la que es, ¿puedo responsabilizarme de mis actos y generar un cambio?

La responsabilidad nos acciona y nos hace sentir bien.

Cuando nos hacemos responsables, conectamos con todos nuestros recursos y posibilidades. Y, sobre todo, conectamos con el bienestar emocional.

Cambiar siempre es posible si primero hay una toma de conciencia. Es la puerta a la transformación personal pasando por tomar nuevas decisiones, compromisos y acciones.

Quizás habrá asuntos del pasado que nos generen culpa que ya no se puedan cambiar ni reparar. Sin embargo, siempre podemos ser honestas con nuestros hij@s y explicarles lo que pasó, lo que nos hubiese gustado que pasase y no pudo ser. Podemos pedir disculpas por ello o decirles cómo sería esa misma situación con la conciencia que hoy en día tenemos.

El tomar responsabilidad para cambiar el error que percibimos así como mostrarnos vulnerables y honestas hacia nuestras hijas e hijos puede marcar la diferencia.

Si quieres que te acompañe a neutralizar la culpa en tu día a día puedes  ver en la web mis opciones de acompañamiento 1 a 1 y agendar una sesión de valoración gratuita y sin compromiso.

¿Cuál de estas 3 claves, te cuesta más llevar a cabo? Te leo en comentarios 🧡

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